INSTITUTO DE INDOLOGÍA

 

Khawaja Qutbu’d-Din Bakhtiyar Kaki, nacido en Ush, era uno de los grandes sufíes de la orden de los Chistiya. Según Siyar-ul-Auliya, Khwaja Qutbu’d-Din encontró a Khawaja Muin’ud-Din en la mezquita de Imam Abu’l Lais Samarquandi, y se quedó tan impresionado con la personalidad de éste que se hizo discípulo suyo.

Después de que Khawaja Muinu’d-Din saliera de Bagdad para venir a la India, Khawaja Qutbu’d-Din también se marchó, y viajando a través de Khurasan llegó a Multan. Llegó a Delhi poco después del año 1221 d.C. El entonces Sultán de Delhi, Shamsu’d-Din Iltutmish le dio la bienvenida con los brazos abiertos.

Sin embargo, la tarea de Khawaja Qutbu’d-Din en Delhi resultó extremadamente ardua puesto que consistía en hacer que la orden Chistiya fuera más respetada entre los teólogos más eminentes y prestigiosos del mundo islámico.

El Sultán Iltutmish ofreció el puesto de Sbaikh-ul-lsLam (Qazi principal) al Khawaja pero él declinó la oferta. Entonces el Sultán dio el puesto a Najmu’d-Din Sughra que envidiaba mucho el renombre de Khawaja entre la gente. So pretexto de protestar contra la costumbre Chistiya de llegar al éxtasis espiritual (sama) a través del canto, incitó al ulema contra el Khawaja. Cuando Khawaja Muinu’d-Din vino a Delhi de Ajmer, llamó a Sughra y le pidió explicaciones de sus tentativas malévolas. Sughra se disculpó y confesó que sentía celos.

En estas circunstancias, Khawaja Muinu’d-Din pensó que sería mejor que Khawaja Qutubu’d-Din le acompañara a él a Ajmer. El Sultán Iltutmish y la gente de Delhi estaba tan molestos con este traslado que los siguieron hasta Ajmer, e incluso recogieron el polvo del camino en que los dos Khawajas habían caminado como reliquia. Conmovido por semejante devoción espontánea y genuina, Khawaja Muinu’d-Din insistió que Khawaja Qutbu’d-Din volviera a Delhi.

El Khawaja aconsejaba siempre a sus discípulos a que ayudaran a los menesterosos. Uno de sus discípulos eminentes, Shaikh Farid-ud-Din o Baba Parid, pidió consejo al Khawaja sobre la práctica de escribir amuletos que la gente le pedían constantemente. El Khawaja contestó que el cumplimiento de los deseos no residía en las manos de ninguna persona, pero como los amuletos contenían el nombre y la Palabra de Dios, no se perdía nada con repartirlos.

Se dice que el Sultán Iltutmish lo visitaba dos veces a la semana para consultarlo en temas de la administración y del gobierno. El Khawaja le urgía siempre a que se es forzara por el bienestar de su pueblo, y el Sultán obraba en consecuencia.

Él, junto con su familia, se dedicó, como verdadero asceta, a una vida de penuria. Se citan varias historias sobre cómo el nombre de ‘Kaki’ o el Hombre del Pan llegó a ser asociado con el Khawaja como testimonio de su forma de vida. Según Siyar-ul-Arifin, la esposa del Khawaja pedía prestado, de vez en cuando, un poco de dinero del especiero vecino para alimentar a su familia. En una ocasión, la esposa del especiero se mofó de la esposa del Khawaja diciendo que sin su préstamo, su familia habría muerto de hambre. La mujer del Khawaja relató la conversación a su marido que, después de la meditación, pidió a su esposa que dejara de pedir prestado. Señalando un nicho en la pared de su habitación, le pidió a su esposa que recitara ‘B’ismillah’ y obtendría tanto pan como necesitaba. De esta manera, se dice que el Khawaja llegó a ser conocido como ‘Kaki’.

También se dice que a todas las personas que venían a él para pedir ayuda económica para pagar sus deudas o para las bodas de sus hijas, les daba una kaka (pan) de oro o plata. Por consiguiente, llegó a ser conocido como al-Kaki.

Con el transcurso del tiempo, su dargah (lugar del entierro) llegó a ser altamente reverenciado. Cuando el Sultán Hussain Sharqi de Jaunpur atacó Delhi, se dice que el Sultán Bahlul Lodi rezó en el dargah durante una noche entera, de pie, con la cabeza descubierta como cualquier suplicante ordinario. Cuando Ibn Batuta, el famoso viajero, visitó Delhi en el siglo XIII, descubrió que el dargah era uno de los tres lugares más populares de peregrinaje. Las personas de diferentes estratos de la sociedad musulmana empezaron a creer que si fueran enterrados cerca del dargah, sus almas serían bendecidas por el espíritu del santo. Por lo tanto, para el siglo XV, en el área alrededor del dargah aparecieron miles de sepulcros de sufíes, de ulemas y de otras personas notables de Delhi.

Al Khawaja le gustaba mucho la costumbre sufí de escuchar canciones y música con un contenido espiritual estimulante como una forma de inducir un estado místico de éxtasis (sama). Esta costumbre estaba mal vista por los ulemas (clérigos) ortodoxos, aunque poco podían hacer para evitar que la gente acudiera al Khawaja.

Fue durante una sama en el khanquah de Shaikh Ali Sijri cuando un poeta cantó:

Kashtagar-i-khanjar taskeen ra

Her jaman as gaib jan deegar ast

(Para los que resultan muertos

por la daga de la sumisión total a Dios)

El Khawaja se quedó profundamente conmovido por este verso. Volvió a su hospicio en un estado de éxtasis y admiración y quiso que el mismo pareado fuera repetido constantemente. Durante cuatro días y cuatro noches, permaneció en este estado de éxtasis, y en la noche del quinto día, partió para su morada eterna.

El Malfuyrat (la biografía y los milagros atribuidos tradicionalmente al Khawaja) sigue creando una impresión en la gente incluso hoy.

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