INSTITUTO DE INDOLOGÍA

EL LOTO EN EL ARTE DE LA INDIA

Subhashini Arya

En el vasto repertorio de motivos ornamentales de la India, entre los símbolos y procedimientos que se repiten en el arte tradicional y en la arquitectura, el loto ocupa un lugar de honor. A diferencia del arte occidental, en el que se hace hincapié en el realismo fotográfico y el tratamiento naturalista de formas humanas y animales, las principales preocupaciones del arte indio son profundamente espirituales y religiosas. Todos y cada uno de los objetos representados en el arte indio tiene un significado religioso-espiritual y simbólico. Entre las flores, la flor de loto es el símbolo preferido, no por su belleza, sino por su profundo simbolismo. Todos sabemos que esta flor crece en aguas turbias, pero no se ve afectada por ellas. Sus pétalos, bien sean blancos, azules (nilotpala), rosados o blancos y rosas, evocan sentimientos de pureza en la mente de todos. Según la filosofía hindú, los seres humanos deben vivir como una flor de loto en este mundo de astucia y sin escrúpulos, completamente distanciado y con pureza de corazón, al margen de las fuerzas del mal.

          Nace de las profundidades del agua y los pétalos y hojas se expanden en la superficie, dando prueba con su aspecto del poder que sustenta la vida de todos los abismos nutritivos. Esta es la razón por la que se utilice una flor de loto en plena floración como pedestal o como trono de apoyo de todas las deidades: hindúes, budistas y jainas. Siempre se representan sentadas o de pie sobre una flor de loto totalmente abierto (padmapitha) o en una flor de loto de pétalos dobles (mahambuja). Esto tiene connotaciones simbólicas: las deidades son representadas en formas trascendentales y sutiles, es decir, se representa el cuerpo espiritual que es ingrávido. Si la deidad está sentada con una pierna colgando hacia abajo, también los pies descansan sobre el pedestal del loto o cojín. Numerosas deidades hindúes se muestran sosteniendo una flor de loto, por ejemplo, Vishnu, que preserva el universo, siempre se representa con el padma (loto) en una de sus cuatro manos. Lakshmi, la esposa de Vishnu, la diosa de la riqueza, Parvati la consorte de Shiva, el dios Sol Surya, el Bodhisattva Padmapani: todas estas deidades tienen una flor de loto en sus manos. De hecho, incluso la personificación de las diosas de los ríos sagrados Ganges y Yamuna, siempre tienen un loto de tallo largo, que se caracteriza por un tallo largo cuyas ondulaciones coinciden con los contornos de sus elegantes cuerpos en forma de ‘S’.

En la pintura de la India, ya sea pintura al fresco o en miniatura, la corriente del agua de los ríos o de los estanques se manifiesta con flores de loto y con las anchas hojas flotando en la superficie. Esta tradición se ha mantenido desde la antigüedad. En los frescos de las famosas cuevas de Ajanta, el estanque de lotos constituye una parte fascinante del paisaje, y así continuó siéndolo hasta los albores del siglo XX. Todas las escuelas de pintura en miniatura que florecieron en las cortes reales de toda la India, sobre todo en Rajastán y en los Himalayas occidentales —esta última conocida popularmente como escuela Pahari— pintan así las orillas de los ríos y los estanques de lotos. Lord Krishna y sus hazañas (lila) fueron los temas más populares que se pintaron con gran dinamismo debido a sus escapadas románticas. En las escuelas de miniatura Pahari, se representa a Krishna y al resto de las deidades hindúes con una corona de loto en el extremo de la corona.

          Desde la época de los frescos de Ajanta (siglo II a. de C., hasta aproximadamente el siglo VII de nuestra era) los techos se pintan con círculos concéntricos y con gran variedad de motivos, pero las flores, los capullos y los pétalos de loto se representan con una diversidad desconcertante; todos son diferentes y cada cual más delicado e impresionante. La tradición de tallar un gran rosetón de loto en plena floración, con mucho relieve y con pétalos grandes abiertos o a veces ondulados con gran delicadeza y finura, es también muy antigua. Esos techos han sobrevivido en los santuarios rupestres excavados en la roca de Ellora y en los templos monolíticos y de madera del siglo VII de nuestra era de Himachal Pradesh, Bharmaur y Chhatrarhi de Chamba y en Masrur en el distrito de Kangra. Sin embargo, esta tradición no estaba limitada a estas regiones, sino que existían en toda la India. El componente central del techo mandapa del famoso templo jaina de mármol de Mount Abu, Rajasthan, levantado por Vimala Shah en el s. XI de nuestra era, es una gran obra maestra en la que los escultores locales dejaron la impronta de su talento e ingeniosidad artística en colgantes exquisitamente tallados, filigranas como la roseta de loto, que se siguen recordando incluso mucho después de haber visitado estos maravillosos santuarios. Esta tradición se mantuvo a lo largo de siglos y siglos. Hay diferentes componentes de la arquitectura de estos templos en piedra donde se han tallado rosetas de loto de diferentes formas.

Tanto en los templos de madera, como en los líticos de casi toda la India, además de las rosetas de loto, hay frisos de pétalos de loto exquisitamente tallados a lo largo de los muros exteriores e interiores, así como en los techos que sirven para separar los relieves que representan diferentes episodios de leyendas de dioses. En las puertas hay una inmensa roseta de loto en toda la superficie. Las volutas de loto ondulado, así como amplios pétalos de loto enriquecen los marcos de las puertas, así como las llamas de piedra y latón y las aureolas refulgentes (prabhavalis) que rodean a los iconos de culto del sancta sanctorum de los templos. Los dioses tienen la cabeza rodeada de un halo circular con ocho pétalos de loto, debido a que el número ocho tiene una connotación y significado místico. Las enredaderas ondulantes y sinuosas que forman los tallos de loto, aportan elegancia y delicadeza a muchas puertas de templos desde Cachemira en el norte, hasta la punta sur de la India y, desde Gujarat, en el oeste, hasta Orissa, en el este.

 Esta tradición de tallar inmensos medallones de loto o redondeles con representaciones de aves y motivos de animales, se remonta a la época precristiana cuando se levantaron las famosas estupas budistas en Bharhut y Sanchi. Esta tradición no se limita a la arquitectura religiosa solamente, sino también a hogares residenciales de la gente nativa corriente, además de paredes de los palacios reales y fuertes. Cuando los soberanos musulmanes y mogoles erigieron sus palacios, los artesanos nativos continuaron utilizando los mismos motivos con gran primacía. En las fortalezas gemelas y rojas de Agrá y Delhi, las grandes rosetas de mármol en forma de loto están incrustadas en el suelo, y desde sus puntos centrales las fuentes chorrean agua a ambos lados para mantener los palacios frescos durante los calurosos y bochornosos veranos del norte de la India.

Este motivo no se limita sólo a la arquitectura, religiosas y no religiosa; se utilizó profusamente en todos las artes. La mayoría de telas bordadas tienen mándalas de loto en el centro y, a su alrededor, aparecen numerosos motivos y figuras. En los textiles tejidos y estampados, en tallas de piedra y de madera, en los adornos usados por las mujeres, utilizan las rosetas de loto con enorme capacidad de innovación e imaginación. La roseta de loto de numerosos pétalos ofrece a los artesanos que trabajan en todos los medios grandes posibilidades de mostrar su increíble talento, habilidad e ingenio. Este motivo se encuentra omnipresente en muchas formas esplendorosas en la artesanía de toda la India.

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