LAS ERAS Y EL CALENDARIO HINDÚ
Enrique Gallud Jardiel
Según el hinduismo, el Ser Absoluto se manifiesta en una Creación de duración limitada que se reabsorbe de nuevo en Él de manera cíclica. De hecho, todo en el universo está sujeto a estos ciclos de tiempo. Es la teoría de los yuga («era»), según la cual existen cuatro épocas que juntas se denominan mahâyuga o «gran era» y que, al repetirse mil veces, equivalen a un día del dios Brahmâ (el equivalente aproximado a 4.320.000.000 años de cómputo humano).
Este día de Brahmâ o kalpa se inicia con la creación, en la que un universo surge del Absoluto y se generan todas las cosas; termina con la fusión en ese mismo Absoluto, disolviéndose todo tras el proceso de evolución. Viene a continuación la noche de Brahmâ, de igual duración, tras la cual todo vuelve a repetirse. Es la historia del Ser que se desarrolla en ciclos rotatorios.
La primera de las edades o yuga, de 1.725.000 años de duración se denomina kritayuga o «era de la acción», aunque también recibe los nombres de dharmayuga («era del deber»), satyayuga («era de la verdad») y devayuga («era de los dioses»). Es la más perfecta, la Edad de Oro, en la que se respetan todos los preceptos religiosos. Durante este período el dharma u orden moral del mundo está firme sobre sus cuatro patas, como una vaca sagrada. Es un cien por cien eficaz como elemento estructural omnipresente en el organismo del universo. Los hombres nacen virtuosos y consagran su vida al cumplimiento de sus tareas. Los sacerdotes alcanzan la santidad, los reyes actúan según altos ideales de conducta, los campesinos se dedican felizmente a la agricultura y las clases inferiores viven respetando el orden sagrado de la vida.
La segunda era hindú, tretayuga («era de los tres fuegos»), es de 1.296.000 años de duración. Durante esta era el universo se halla sustentado únicamente por tres cuartos de virtud. Los miembros de las cuatro castas ya no conocen automáticamente sus deberes, sino que deben aprenderlos, y se comienza a apreciar un proceso degeneración en las costumbres y en la moral.
La tercera de las cuatro yuga, de 864.000 años de duración, se denomina dvaparayuga («era de la duda»). Durante este tiempo sólo dos de los cuatro pilares del dharma se mantienen, por lo que la relajación de la moral es mayor que en las dos eras anteriores. Se ha perdido el sentido de jerarquía y comienza a notarse cierto grado de anarquía en la sociedad. Las gentes se vuelven mezquinas y codiciosas y dejan de cumplir sus deberes. El camino recto sólo puede seguirse con grandes dificultades.
Kaliyuga («era del pecado») es la presente era hindú, cuarta de este ciclo de la creación, de 432.000 años de duración. En esta era los elementos bajos y mezquinos triunfan plenamente. Es el peor momento del universo, en el que la degradación ha llegado al máximo. La mayoría de las gentes vive en pecado y dominada por los vicios y la violencia. Abundan las guerras, el hambre y las catástrofes naturales. Según la tradición, esta era se inició el viernes 18 de febrero del año 3102 a. C., día de luna llena del mes de Mâgha (28 de enero al 26 de febrero).
En cuanto a la medida del tiempo, para una mejor comunicación con el resto del mundo, la India utiliza de manera oficial y administrativa el calendario gregoriano. Pero para todos los efectos religiosos se emplean los diversos calendarios basados en las eras hindúes. Paralelamente, los musulmanes emplean la Hégira para su cómputo de años.
Para la medida hindú de los años se emplean indistintamente dos eras: la llamada Shaka, que se inicia el 78 d. C., y la Vikrama, que se inicia el 47 a. C. Pero hay que decir que en diversas regiones de la India se usan simultáneamente otros calendarios. Así, al indicar un año hay, obviamente, que especificar asimismo a qué era nos estamos refiriendo. Con estas formas de cómputo se determinan las fiestas religiosas, basadas en un calendario lunisolar.
Los meses se definen como el intervalo necesario para que el sol recorra una aparente longitud de 30º (su paso por un signo zodiacal). El año hindú comienza en primavera y los meses del calendario hindú son Chaita (28 de marzo al 25 de abril), Vaishâkha (26 de abril al 25 de mayo), Jetha (26 de mayo al 23 de junio), Âshârha (24 de junio al 23 de julio), Shrâvana (24 julio al 21 de agosto), Bhâdrapada (22 de agosto al 20 de septiembre), Âshvina (21 de septiembre al 20 de octubre), Kârttika (21 de octubre al 18 de noviembre), Posha (19 de diciembre al 27 de enero), Mâgha (28 de enero al 26 de febrero) y Phalguna (26 de febrero al 27 de marzo).
Los meses lunares se dividen en 30 días, denominados tithi («fecha»). Otra diferenciación importante es la que se hace entre la quincena oscura y la quincena brillante de un mes. Así, la manera habitual de definir una fecha podría ser, por ejemplo, «el quinto día de la quincena brillante del mes de Phalguna». Diferentes grupos de astrónomos publican anualmente calendarios detallados denominados pañchânga en los que se especifican las lunas llenas y otras particularidades acerca de los días.
El día solar de 24 horas se divide en 30 partes llamadas muhûrta, de 48 minutos cada una. Cada muhûrta está dividido en dos ghati de 24 minutos. Cada ghati se subdivide en 30 kâla de 48 segundos cada uno. Un kâla tiene dos pala; un pala tiene 6 prâna; un prâna consta de 10 vipala, de aproximadamente 0,4 segundos. La siguiente subdivisión del tiempo se llama prativipala y su duración sería de 0,000666 segundos. Aparte de estas medidas tradicionales, las formas occidentales de medición del tiempo están también muy vigentes.