INDIA DURANTE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
Contribución y sacrificio
Carlos A.Font Gavira
Han transcurrido cien años desde el final de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y han variado poco las interpretaciones sobre el primer gran conflicto del siglo XX. Acostumbrados a estudiar el conflicto como un campo de batalla, estrictamente, europeo poco a poco va cobrando más protagonismo el papel jugado por las colonias europeas en África y Asia. No sólo nos referimos a la contribución de tropas coloniales, enroladas en los distintos ejércitos europeos, que lucharon en las posesiones europeas de ultramar sino que hay que lanzar otra visión. La de los trabajadores y soldados coloniales que a su vez lucharon en los frentes de batalla de Europa comandados por sus dominadores. India jugó estas dos cartas en la Primera Guerra Mundial a favor de su metrópoli, Gran Bretaña. Miles de soldados indostánicos fueron a luchar a los frentes de Europa, Oriente Medio y África a los que acompañaron otros tantos miles de trabajadores y porteadores indios. La contribución del subcontinente indio al esfuerzo de guerra británico fue mayúsculo. Vamos a ampliar los detalles de esta colaboración y esfuerzo bélico.
Poco antes del estallido de la guerra en Europa en el verano de 1914 la India presentaba el siguiente panorama social y político. El gobierno británico ejerce su dominio sobre India a través de un virrey en Calcuta y de la Secretaría de la India en Londres. La población de la India era de unos 255 millones de habitantes y las plantaciones de algodón y yute proporcionaban ingentes ingresos a la metrópoli. Igualmente los productos manufacturados británicos inundaban los mercados indios y eran distribuidos a través de la red de ferrocarriles, puertos, carreteras,... que construyeron los británicos para tal fin. Tras la traumática revuelta de los cipayos en 1857, el gobierno británico tomó una serie de medidas para prevenir desórdenes parecidos en el futuro. Al ejército de la India se incorporaron soldados y oficiales provenientes de la metrópoli y se convirtió en una de las tropas más combativas y con un nivel muy próximo al de los ejércitos profesionales europeos.
La administración británica creó un cuerpo administrativo, el Servicio Civil Indio (Indian Civil Service) formado mayoritariamente por británicos pero, cuando estalló la guerra, la participación de los indios ascendió del 5% del total a casi el 30%. Desde el punto de vista territorial el subcontinente indio no presentaba una administración homogénea. La división principal constaba de los Estados y Principados indios autónomos como la Rajputana, Cachemira o Hyderabat y las posesiones británicas que dependían directamente del gobierno de Londres como Bengala, Delhi o Madrás.
Cuando Gran Bretaña declaró la guerra a Alemania el 03 de agosto de 1914 automáticamente todos los dominios y colonias británicas se unieron al esfuerzo de guerra imperial. Los líderes del Congreso Nacional de la India (Gandhi y Nehru) apoyaron a los británicos en la guerra con la esperanza de conseguir una mayor autonomía política pero sin cuestionar la permanencia del Imperio Británico. Gandhi regresó de Suráfrica, precisamente, en 1915 a India y realizó campañas para reclutar soldados indios que sirviesen en el ejército británico. Los grupos que exigían la independencia, en esos momentos, eran minoritarios y bastante extremistas. Un grupo revolucionario fue el bengalí Jungata el cual tenía el apoyo de las colonias indias de Malasia y Singapur. Trataron de establecer relaciones con Alemania para que les proporcionase hombres y material. A lo más que se llegó fue al establecimiento en Berlín de un Comité de Independencia India dirigido por Virendaranath Cahttopadhyaya y Abinash Bhattacharya. Estos grupos pretendían fomentar el descontento entre los indios con la idea de provocar estallidos de violencia en Singapur, Lahore y Afganistán. Fracasaron.
El despertar de la India a la realidad de la guerra fue rápido pues el 22 de septiembre de 1914 el crucero alemán “Emden” entró en el puerto de Madrás (Chennai) y disparó 125 salvas. La destrucción afectó a parte del puerto pero, sobre todo, los proyectiles alcanzaron unos depósitos de petróleo y ardieron cerca de 50.000 toneladas de combustibles. El pánico cundió en la ciudad pero el crucero alemán siguió patrullando por el Océano Índico en busca de nuevas presas. El gobierno británico movilizó a cerca de 1,4 millones de hombres en la India para apoyar a sus tropas en los escenarios de guerra de medio mundo. Los británicos, al principio del conflicto, se fijaron en los que catalogaban como “razas marciales” (sijs, gurkhas, pasthunes, baluchís,…). Los estados indios nativos que más contribuyeron en soldados reclutados fueron Rajputana (54.000), Cachemira (30.000) y Haiderabad (13.000). En cuanto a las posesiones británicas directas fueron el Punjab (447.000), Madrás (92.000), las Provincias Unidas (al sur de Nepal 281.000) y Bengala (59.000) las que más contribuyeron en número de soldados.[1]
La actuación de las tropas indias fue inmediata y fueron protagonistas de una de las principales operaciones militares de Gran Bretaña en la guerra. Es poco conocido pero mientras que el foco de atención estaba centrado en la defensa de Bélgica y Norte de Francia, invadida por los ejércitos alemanes, en septiembre de 1914 parte del territorio de Persia (Shushter,Ahwaz) y de la Baja Mesopotamia (Kuwait,Basora) fue ocupado por las tropas indias con el fin de proteger el suministro de petróleo, esencial para la flota británica. Este rápido triunfo frente a un Imperio Otomano en decadencia animaron al gabinete de guerra británico a proseguir el esfuerzo de guerra en ese escenario y plantear la captura de Bagdad. Al mismo tiempo el gobierno británico estaba diseñando el ataque de los Dardanelos en marzo de 1915 que abriría los estrechos turcos para poder abastecer a Rusia e incluso se barajaba la toma de Constantinopla. La euforia era tal en los británicos que diseñaron un plan, secretamente discutido, por el Gabinete de guerra por el cual la baja Mesopotamia, desde Bagdad al Golfo Pérsico, sería anexionado por Gran Bretaña y sería utilizado como salida para los inmigrantes indios. Los laureles de victoria pronto de marchitaron puesto que los turcos derrotaron a los británicos en Ctesifonte, próximo a Bagdad, en noviembre de 1915 y los asediaron en Kut. Los turcos rechazaron la oferta británica de recibir dos millones de libras para que dejaran libre la guarnición. De los 10.000 combatientes británicos e indios que se rindieron, más de 6.000 murieron en el desierto como prisioneros de guerra.
En África también se destacaron las tropas indias pues los británicos pronto se unieron a franceses y belgas para atacar las colonias alemanas. En el África Oriental, los británicos planearon un desembarco en Tanga, en la Tanganyka de los alemanes, y llevaron consigo a un contingente numeroso de tropas indias. El general británico Arthur Aitken cometió numerosos errores y desembarcó su contingente de tropas indias (unos 8.000 soldados) al sur del puerto que creía erróneamente estaba minado por los alemanes. El mando británico no disponía de información sobre la zona de desembarco al no haber mandado exploradores previamente y las tropas británicas cayeron en una emboscada por parte de los alemanes. Comenzaba la batalla de Tanga en un escenario de selva al que no estaban acostumbrados los soldados indios y además había que añadir un enemigo fortuito: enjambres de abejas. La superioridad numérica de los británicos era de 8 hombre a 1 con respecto a los alemanes de Paul von Lettow-Vorbeck pero el general alemán con sus tropas de askaris (nativos africanos) comenzó el contraataque y obligó a reembarcar a las tropas británicas. Presa del pánico los soldados indios huyeron y abandonaron gran parte del armamento que portaban (fusiles, ametralladoras, cañones,...) y cerca de 600.000 balas que fueron capturadas por los alemanes y pasaron a engrosar su arsenal. En lugar de ensañarse con el ejército en retirada, Paul von Lettow-Vorbeck salió al paso de los soldados que ya embarcaban bajo una bandera blanca y solicitó una conversación amistosa con Aitken, a la que éste accedió. El comandante alemán también ordenó a los médicos de su ejército que atendiesen a los soldados indios heridos que alcanzaron la cifra de 487 mientras que los muertos fueron 360.
Estas derrotas británicas encendieron la alarma del gobierno de Londres pues tenían miedo que territorios limítrofes a India se sublevaran en contra de su poder. En especial los británicos temían que una expedición militar turca conquistara Persia, convenciera a los afganos de que invadieran la India y que minaran la lealtad de las tribus del Beluchistán, siempre levantiscas al poder colonial. El recuerdo de las guerras anglo-afganas del siglo XIX estaba todavía muy fresco y no podían arriesgarse. Es más existía una oportunidad real de derrocar al gobierno británico puesto que Gran Bretaña sólo dejó 15.000 soldados británicos y cipayos al comenzar el conflicto. La expedición turca no se llegó a realizar pero el gobierno alemán si financió diversos proyectos de sublevación de países y colonias musulmanas (Egipto,Sudán,Afganistán,...) para socavar el poder británico y hacerle desistir de seguir en la guerra. Fruto de esa intención fue la misión germano-turca de 1915-16 que llegó a Kabul para convencer a su emir de que declarara la guerra a Gran Bretaña y se uniera a las Potencias Centrales.
El estallido de la Revolución Rusa de 1917 supuso una conmoción en el mundo entero ya afectó sobremanera al curso de la guerra. El discurso antiimperialisa que enarbolaban los bolcheviques hacía peligrar la estabilidad en el mundo colonial. El nuevo gobierno revolucionario ruso lanzó el 7 de diciembre de 1917 un llamamiento a los pueblos de Oriente, en el que invitaban a la India, a Egipto,... a sacudirse el yugo del imperialismo. En Cambridge, Tilak pronunció ante sus condiscípulos hindúes discursos de inspiración bolchevique.
Los soldados indios también combatieron en la batalla de Gallípolli (1915-1916), Egipto-Sinaí-Palestina (1915-1918), e incluso muchos regimientos indios lucharon en la guerra de trincheras en Flandes y Norte de Francia. Cuando finalizó la guerra en noviembre de 1918 a pesar de que la mayoría de los regimientos indios sirvieron en África y Oriente Medio, más de 100.000 soldados indios estaban estacionados en Europa. Los soldados indios obtuvieron cerca de 13.000 condecoraciones y murieron aproximadamente casi 50.000 soldados indios. Esta cifra de caídos supera a los muertos en la guerra de Serbia, Grecia, Bélgica, Portugal, Japón y representa a la mitad de los soldados muertos de los Estados Unidos durante todo el conflicto.
El esfuerzo de guerra indio no sólo se redujo a una contribución de soldados sino que también aportaron un gran esfuerzo procedente de la sociedad civil. Hubo un cuerpo de trabajadores y porteadores indios con cerca de 67.000 individuos que incluían panaderos, herreros, carniceros, transportistas, carpinteros, zapateros, barrenderos, sastres y lavanderos que ejercieron sus funciones en todos los escenarios de guerra en los que estaban involucrados los británicos. También habría que destacar la contribución, no sólo humana de la Gran Guerra sino la contribución animal pues miles de caballos, perros,... murieron realizando labores de transporte, búsqueda de heridos o mensajería. La India aportó al esfuerzo de guerra de Gran Bretaña unos 80.000 caballos, 65.000 mulos, 11.000 camellos y 6.000 vacas. La India no era un país industrializado al comenzar la guerra, en parte por la política económica de la metrópoli encaminada en convertirla solo en una consumidora de productos manufacturados británicos. Sin embargo la necesidad de mantener el esfuerzo bélico fue tan grande que el gobierno de Londres permitió que algunas de sus colonias como India fabricaran balas (550,000.000 unidades), 1,360.000 proyectiles, 146.000 rifles, 176 piezas de artillería y 5.500 vehículos a motor.
A pesar de todas las amenazas y peligros hay que concluir que la mayor parte de la India permaneció leal al gobierno británico y a principios de 1918 había más de 100.000 soldados indios estacionados en Europa. Al finalizar la guerra el gobierno británico hizo oídos sordos ante las reivindicaciones indias y sus tropas protagonizaron uno de los hechos más sórdidos de su larga trayectoria imperial: la masacre de Amristar (13 de Abril de 1919). El General Reginald Dyer ametralló inmisericordemente a miles de civiles (ancianos, mujeres y niños) que se habían congregado en el jardín de Jallianwala para el festival de Vaisakhi. Los británicos asesinaron a 379 manifestantes e hirieron a otros 1.200. La vía de la reforma quedó ahogada en sangre y se empezaron a oír con más fuerza voces de independencia.
Bibliografía
-GILBERT,Martin. Atlas de la Primera Guerra Mundial. Ediciones Akal. Edición de 2003.
-RENOUVIN,Pierre. La Crisis Europea y la Primera Guerra Mundial. Akal. Edición de 1990.
[1]Estas cifras de reclutamiento están extraidas del Atlas de la Primera Guerra Mundial de Martin Gilbert.