INSTITUTO DE INDOLOGÍA

 LASCARES: LOS AVENTUREROS NAVEGANTES Y MARINEROS DE INDIA 

Carlos A. Font Gavira

 

             Conocemos como Era de los Descubrimientos aquel periodo histórico, que parte en el siglo XV, y se extiende a grandes rasgos, hasta el siglo XVII. Un periodo histórico caracterizado por el ensanchamiento del conocimiento geográfico a través de numerosos viajes épicos patrocinados por las grandes potencias de Europa. Siempre se toma como hito fundamental de este periodo el primer viaje de Cristóbal Colón, en 1492, hacia las Indias Orientales, que, tras diversos errores de interpretación, desembocó en el arribo en las costas del Nuevo Mundo, la futura América. A este viaje sucedieron una verdadera explosión de viajes interoceánicos, primero liderados por Portugal y España, y más adelante se unieron Francia, Holanda y Gran Bretaña. Las rutas comerciales jugaron un papel determinante como acicate en esta búsqueda, a veces involuntaria, de nuevas tierras. En todo caso una época que determinó la futura hegemonía de Europa en los asuntos mundiales. El desarrollo tecnológico, naval, armamentístico e incluso cultural, de los países europeos dejaron su huella indeleble en el mundo.

            Sin embargo vamos a introducir una cuña disidente en esta interpretación. En los últimos tiempos se ha ido descubriendo y valorando las aportaciones descubridoras y marineras de otros pueblos extra europeos. Es célebre, pues hay ya numerosos artículos de investigación y publicaciones, la ejecutoria marinera del almirante chino Zheng He (1371-1433) al servicio del imperio de los Ming. Las flotas chinas lideradas por Zheng He recorrieron los litorales y costas de gran parte del Sudeste Asiático, subcontinente indio, Golfo Pérsico e incluso el litoral de África Oriental. Los enormes barcos chinos (juncos) harían palidecer a cualquier de las embarcaciones europeas del siglo XV. La capacidad náutica de los chinos de aquel tiempo están fuera de todo lugar e incluso, algunos investigadores elucubran sobre viajes más osados y atrevidos. Ahí está la obra de Gavin Menzies, “1421: El Año que China descubrió el mundo” que amplifica el campo de acción de las flotas chinas, hasta América, la Antártida e incluso Australia.

            Más desapercibido han pasado a la historia las capacidades náuticas y marineras de los nativos de la India. El subcontinente indio siempre ha sufrido una gran división política y diversidad religiosa y cultural. Un gran espacio geográfico dominado por la heterogeneidad pero que, sin embargo, revela sorpresas en el campo de la exploración marina. De hecho sino no llega a ser por el concurso de algunos marinos indios algunos grandes viajes de exploración europeo no hubiesen sido coronados por el éxito. El caso más flagrante fue el protagonizado por el portugués Vasco de Gama en 1498 camino de la India. Cuando Vasco de Gama bordeaba la costa oriental de África el escorbuto hizo grandes estragos en su ya maltrecha tripulación. Los marinos lusos decidieron descansar en la desembocadura del río Quelimane y poco después se dirigieron hacia Mozambique. El sultán de allí les proporcionó a los expedicionarios dos pilotos indios (oriundos de Gujarat) que les instruyeron en el rumbo a seguir. Tras un incidente en Mombasa Vasco de Gama siguió hacia el Norte, al puerto de Malindi (ciudad comercial rival de Mombasa). En Malindi tomaron nota del “comercio de especias y de tejidos de algodón de la India” que contraía la ciudad. En estas latitudes los portugueses ya contemplaban las naves provenientes de India y, tras seguir el monzón de verano, en pocos días llegaron por fin a las costas de la India (Calicut, actual Kozhikode). El gran humanista, científico, explorador y viajero Alexander von Humboldt reconoció que “Cuando Vasco de Gama tocó en la costa oriental de África, encontró en Melindi pilotos indios que conocían el uso de los astrolabios y de las balestrillas.” La última fase de un viaje épico para los viajes de exploración europeos protagonizada por los marinos indios.

           La India siempre fue tierra de promisión y fantasía para el imaginario occidental. En los tiempos del Imperio Romano está documentado el comercio desarrollado entre Roma y los reinos de la India. Durante la Edad Media hubo una interrupción entre los contactos comerciales entre Europa y el subcontinente indio que poco a poco se fue restañando. Los portugueses fueron los primeros europeos en asentarse, mediante factorías comerciales, como Goa o Diu en la costa india. Luego le seguirían ingleses, holandeses y franceses ávidos por participar en el comercio de las especias con los comerciantes indios, en especial, la pimienta. Con el paso de los siglos fue Inglaterra la potencia europea que logró la hegemonía en la India. Fue un proceso largo e intermitente puesto que numerosas guerras, libradas en territorio indio, entre los poderes europeos se dieron lugar. Un paso adelante en la hegemonía marítima de Inglaterra fue la aprobación de las Actas de Navegación (1651) por las cuales se restringía el uso de barcos extranjeros en el comercio así como se obligaba a que el 75% de la tripulación embarcada debía ser inglesa. ¿A qué se debía esta política restrictiva? Básicamente al alto número de indios embarcados en las naves y barcos europeos. Los indios no, solamente, eran reclutados por las potencias europeas para sus ejércitos coloniales (cipayos) sino que también como tripulaciones marineras en sus barcos. Estos marinos indios recibían el nombre de “lascar”.

            El origen del término es persa (laskhar) aunque también apuntan al árabe (al-askar). Los lascares eran contratados por los europeos para sus barcos, a menos, desde el siglo XV hasta los comienzos del siglo XX. La Compañía Británica de las Indias Orientales reclutaba a los lascares indios, sobre todo, de los territorios de Bengala, Guyarat, Assam y el Yemen (península arábiga). Curiosamente en algunos archipiélagos del Océano Índico como las islas Mauricio, Reunión o Seychelles el término lascar ha sobrevivido como sinónimo para identificar a los musulmanes. La fama de los lascares también fue objeto de atención del reino de España que, curiosamente, era la única entre las grandes potencias coloniales de la época que no disfrutaba de un asentamiento o factoría en territorio de la India. La posesión española más destacada del escenario asiático fue siempre el archipiélago de las Filipinas, pero hasta allí, llegó el lejano eco de la eficacia de los lascares así como de las embarcaciones indias. Conservamos un memorial, redactado por Fernando de los Ríos Coronel, procurador de las Filipinas, de principios del siglo XVII, donde instaba a las autoridades la “conveniencia de comprar naos en Bengala y Cochín donde las hacen de madera incorruptible, y emplear a marineros lascares.”

            La importancia de los tamiles como unos de los pueblos más avezados y marineros de la India. Los chinos de las expediciones de Zheng He acostumbraban a dejar, como ofrenda de paz y concordia, en los países y reinos que visitaban algunas estelas con caracteres labrados en diferentes lenguas. Una de las más célebres es la Estela Galle en la isla de Ceilán (actual Sri Lanka), esculpida sobre arenisca roja, que reúne caracteres en chino, persa y tamil. Existe un grandioso mapa, en pergamino, que nos muestra con un nivel de detalle apabullante las costas y litorales del continente africano. Nos referimos al mapa de Fra Mauro (1457-1459), actualmente, expuesto en la Biblioteca Nacional Marciana de Venecia. Entre los numerosos detalles sobre accidentes geográficos, hay uno en especial que nos llama poderosamente la atención. El actual Cabo de Buena Esperanza, recibe la denominación explícita de “Cabo de Diab.”, es decir, cabo del Diablo. En el mismo aparece representado un barco con una fisionomía particular. No es europeo esa es la primera deducción. Pero hay una conexión india, también, en los viajes del chino Zheng He. En el texto descriptivo aparece lo siguiente: “Cerca del Año de Nuestro Señor 1420 un barco de los que llaman en Asia junco (“Zoucho de India”), fue arrastrado más allá del Cabo de Diab. Y atravesó las Isole Verde, y se adentró en el Mar de la Oscuridad, en una ruta oeste suroeste. Estuvo 40 días navegando tras recorrer 2.000 millas.” ¿Embarcación india con tripulación china? O ¿Barco chino con tripulación india? En cualquier caso el testimonio de este barco nos da una visión, totalmente, nueva y reveladora de hasta donde llegaron los viajes de algunos pueblos extra-europeos.

            Luego está el misterioso caso de la Pedra do Letreiro en el lejano archipiélago de las Cabo Verde, frente a las costas occidentales de África. En esta piedra, de 3 metros de altura, hay una serie de caracteres inscritos en una lengua desconocida. Menzies, en su libro, se arriesga a decir que le recuerdan a los caracteres tamiles o, quizás, afinando la cuestión en malayalam, es decir la lengua oriunda de Kerala, en la costa sud occidental de la India. La conexión tamil puede sorprendernos en los más remotos rincones geográficos del globo. Pues tal es el caso de la campana tamil, así se denomina, al objeto encontrado en las costas de Nueva Zelanda en el siglo XIX. Dicha campana aparecen unos caracteres que esta vez si han sido comprobados y contrastados. El resultado no deja lugar a dudas: es la lengua tamil. Incluso se ha traducido como “campana de la nave mercante Muhaideen”. ¿Pero que hacía una campana de la India en las Antípodas? El recurso fácil es pensar que una nave oriunda de la India la llevó hasta allí directamente o, más realista y probable, que alguna nave europea con tripulación india la dejara allí. En este caso el misterio también está servido, ¿quienes fueron, realmente, los primeros navegantes europeos en llegar a las costas de Nueva Zelanda? Se barajan nombres desde Juan Sebastián Elcano en la expedición de García Jofre de Loaísa y la historia rimbombante de la carabela perdida “San Lesmes.”

            Los viajes oceánicos de los antiguos pueblos de la India son poco conocidos y divulgados. El archipiélago de las Maldivas, enclavadas en el Océano Índico, nos ofrece varias pistas sobre las capacidades náuticas y la expansión ultramarina de los antiguos indios. El afamado explorador y etnógrafo noruego Thor Heyerdahl (1914-2002) realizó un viaje de investigación a las islas Maldivas del que sacó varias interesantes conclusiones. A raíz del descubrimiento de diversas esculturas en las islas con características del arte budista Heyerdahl especuló sobre su posible origen. Algunas esculturas eran, increíblemente, perturbadoras como escribió: “De hecho con los felinos colmillos expuestos, la lengua fuera y grandes discos en las orejas, aquellas imágenes más parecían estelas mayas de México o estatuas pre incaicas sudamericanas que cualquier otra cosa hallada en diferentes islas pertenecientes al ámbito del océano Índico.” Es muy atrevido relacionas algún tipo de contacto o vinculación entre las culturas de la India y las de la América precolombina. La distancia es enorme, aparte de los accidentes geográficos, las corrientes marinas adversas, etc Sin embargo otros estudiosos sobre el tema establecieron paralelismos entre las antiguas culturas de América y las desarrolladas en el Indostán en base a ciertas similitudes en su arte. El añorado doctor Fernando Jiménez del Oso (1941-2005), en uno de sus libros, también detectaba ciertas concomitancias entre el arte mesoamericano y el asiático comparando sus templos, bajorrelieves y pinturas. En especial la cultura maya que sedujo al psiquiatra español quien adivinaba un paralelismo entre la cosmovisión maya, en concreto, el personaje de Palenque, sentado, con las piernas cruzadas, sobre un trono de jaguares. El equivalente asiático sería el Dios sobre el trono-tigre de India. La flor de loto también es un recurso habitual en muchas civilizaciones de la Antigüedad, presente tanto en la cultura maya (hombre enredado en el loto de Chichén-Itzá) como en la asiática. Y en trance de comparaciones está el Pez Amaravati (India) y el pez devorando una flor en la ciudad maya de Chichén-Itzá.

            ¿Fue posible o probable un viaje interoceánico entre los marinos de la India y las tierras de América? Primero hay que examinar la capacidad de navegación y exploración. Ya el escritor romano Plinio el Viejo citó a los barcos indios de tres mástiles que eran capaces de transportar entre 700 y 1.000 personas a bordo. En el bajorrelieve de Eksar, al sur de la India, están representados barcos, sobre el siglo IX, de varios mástiles y con numerosos remeros. Hubo algunos reinos de la India que destacaron por su habilidades marineras como el imperio de la dinastía Chola, en el sur del Indostán. Entre los siglos IX y XIII de nuestra era los marinos indios de este imperio organizaron expediciones navales que llegaron (y saquearon) las costas de Ceilán, Maldivas, Malasia, Java y Sumatra. Los Cheras reianron en Kerala, también en el extremo sur de India, y tuvieron contactos con la península de Malasia y varias islas del sudeste asiático. Era el comienzo de la Insulindia (que ha tenido varios significados a lo largo de la historia), pero que denomina a la “India marítima”.

            Según los estudios de Xavier Romero Frías, tras realizar estudios comparativos entre  costumbres y culturas llegó a la conclusión que los primeros pobladores de las Maldivas fueron pueblos dravídicos oriundos de Kerala, en el sur de India y del litoral occidental de Ceilán. El elemento cultural tamil es muy destacado en Maldivas aunque tampoco hay que descartar el influyo cultural proveniente de los marinos de Guyarat, en el comienzo de la Civilización del Valle del Indo. El capítulo de las exploraciones marítimas de India en tiempos pasados aún está por escribir. Ningún resultado o contacto se puede descartar como ilustró Wenscelao Ayguals de Izco (1801-1873): “Las tribus de hombres señalados con los rasgos y el color de los negros y el pelo lanoso, que se encuentran diseminados en las islas del mar de las Indias, son, aún hoy día, una prueba palpitante de las relaciones que existían otro tiempo entre los Etíopes y los pueblos que adoran a Brahma.”

 

Bibliografía

-Archivo General de Indias (AGI). FILIPINAS,27,N.51. Memorial de Fernando de los Ríos Coronel, procurador de las Filipinas.

-AYGUALS DE IZCO,Wenscelao. “La escuela del pueblo, páginas de enseñanza universal, seguidas de una recopilación de las obras mas selectas para perfeccionar el entendimiento humano.” Madrid. 1959.

-HUMBOLDT,von Alexander. “Cosmos.”Ensayo de una descripción física del Mundo. Tomo I. Madrid.1851. Traducción de Francisco Díaz Quintero.

-HEHERDAHL,Thor. “El Misterio de las Maldivas.” Editorial Juventud. Barcelona. 1987.

-JIMÉNEZ DEL OSO, Fernando. “El Dios Jaguar”. Biblioteca Básica de Espacio y Tiempo.1991.

 

Pin It