DISCURSO DEL DR. RAFAEL IRUZUBIETA EN EL ACTO DE HOMENAJE AL PROFESOR D. ANTONIO BINIMELIS SAGRERA, CELEBRADO EL 4 DE FEBRERO DE 2014 EN LA UNIVERSIDAD NEHRU DE NUEVA DELHI
Excmo. Sr. D. Sudhir Sopory, Vicecanciller de la Universidad Nehru; Ilmo. Sr. D. Ramón Blecua, Invitado de Honor; Ilmo. Sr. D. Aslam Islahi, Decano de la Facultad de Lenguas de la Universidad Nehru; representantes de las Embajadas Iberoamericanas; D. Lorenzo Silva Amador, Premio Planeta del año 2012; profesores del Centro de Estudios de Español de la Facultad de Lenguas de la Universidad Nehru; demás autoridades y profesores, alumnos, señoras y señores.
Una vez más tengo el honor de dirigirme a ustedes a través del profesor Anil Dhingra, lector de estas palabras, a quien expreso mi gratitud por aceptar este encargo. No puedo disfrutar de la emoción que me dispensaría mi participación directa en este gran acto académico, en el que rendimos homenaje al Profesor D. Antonio Binimelis Sagrera. Pero, créanme, pensando en su celebración a miles de kilómetros, me aproximaré tanto a todos ustedes que la sola evocación de este encuentro gratificará mi espíritu.
Acá, en España, continuamos admirando profundamente a la India. Mi modesta aportación a esa tarea de divulgar en España la cultura de este gran país se ha concretado en el año 2013 en dos acontecimientos importantes. El primero, la celebración del noveno curso monográfico sobre la India organizado por la Universidad Complutense de Madrid, en su sede de San Lorenzo de El Escorial, en la última semana del mes de julio, que patrocinaron el Instituto de Indología y la Embajada de la India en España. Lo titulamos “La India, desde la Historia al progreso” y contó con una gran asistencia de becarios y oyentes. Participaron en el curso, entre otros ilustres profesores, el Dr. Anil Dhingra y la Dra. Alka Jaspal, profesora también del Centro de Estudios de Español, a quienes reitero mi agradecimiento por su colaboración.
El segundo evento ha sido la edición por la Fundación Areces del libro “La Constitución de la India”, primera traducción al español, con doctrina y jurisprudencia incluidos, de la Carta Magna de la India, llevada a cabo con mi patrocinio por el Profesor de Derecho Constitucional D. Santiago Sánchez González. El acto de presentación oficial de la obra se celebró el 16 de septiembre del pasado año en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, bajo la presidencia del Excmo. Sr. D. Sunil Lal, Embajador de la India en España, gran impulsor y consejero de la traducción.
Me siento orgulloso de esta obra, porque la Constitución de la India es la carta de naturaleza de la democracia de la India, la más importante del mundo. Como dijo el pasado día 26 de enero el Sr. Presidente de la nación, Sr. Mukherjee, en su discurso con motivo de la celebración del día de la República: “En el marco de las extensas disposiciones de nuestra Constitución, la India ha crecido para convertirse en una hermosa democracia vibrante y, a veces, ruidosa. Para nosotros, la democracia no es un regalo, sino un derecho fundamental de cada ciudadano”.
El honor al profesor Binimelis se le dispensa, además de por sus cualidades humanas, por su categoría de gran filólogo y docente de la lengua española. Hablar, pues, del idioma y de la palabra es la mejor forma de recordarle. Decía Albert Camus que el idioma es nuestra patria. Todos los hispanohablantes compartimos una nación ideal con más de 495 millones de personas nativas que hablan nuestro idioma y, si la progresión continúa, en 2030 habrá 535 millones que hablen la lengua de Cervantes. Esto es lo que el Centro de Español de esta Universidad, con gran competencia y nivel académico, está transmitiendo a los jóvenes estudiantes indios que acuden a sus aulas.
Está probada la gran facilidad de los indios, que están educados en el plurilingüismo, para aprender una lengua extranjera. Lo veo, sin ir más lejos, en los diplomáticos que pasan por la Embajada de la India en España, empezando por su Embajador y siguiendo por los demás funcionarios pertenecientes a la brillante carrera diplomática de este país que, representándolo en el extranjero, honran a la India y a los españoles que tenemos el honor de conocerles y colaborar estrechamente con ellos en la divulgación en España de la cultura de esta noble nación.
El idioma lo integran las palabras, mediante las cuales nos entendemos. El idioma español consta de más de 83.500 palabras básicas, y el recuento aumentaría si se incluyesen los vocablos formados mediante sufijos y derivados. El hindi, idioma oficial de la India, hablado por casi 500 millones de personas, lo componen más de 50.000 palabras, partiendo del diccionario hindi-español, español-hindi, del ilustre profesor Enrique Gallud Jardiel, profesor que fue de esta Universidad, editado por Think Publishers en el año 1990. Como dice el Dr. Gallud en la presentación de su obra, “Desde la península índica hasta la península ibérica se extiende el gran arco de las lenguas indoeuropeas. La India a un extremo, España y Portugal al otro, aparecen como los dos extremos de una magna construcción en la que se integran compartiendo un mismo hecho lingüístico”. Hay que lamentar que, a diferencia de lo que sucede en la India, donde existen importantes centros de enseñanza del español, en España no suceda lo mismo, aunque contemos con el magnífico texto “Hindi fácil” que publicó en el año 2010 la Universidad de Valladolid, y del que es autor el Dr. Vijayakumaran.
El misterio de la lengua consiste en no saber por qué se habla, cómo se habla y en ser hablado por la propia lengua de manera inconsciente. Las leyes del idioma entran en el hablante y se apoderan de él para ayudarle a expresarse. Las palabras, como el idioma, son sutiles instrumentos con los que los seres humanos transmitimos amor u odio; paz o guerra; invitación al diálogo o a la discusión. Decía Nietzsche, refiriéndose en especial a la palabra hablada, que toda palabra es un prejuicio y que toda palabra tiene su olor. Así es, porque la palabra es previa a sí misma, existía antes de pronunciarla, y en eso reside su poder.
Juan Ramón Jiménez dedicó estos versos a la palabra:
“¡Inteligencia, dame
el nombre exacto de las cosas!
… Que mi palabra sea
la cosa misma,
creada por mi alma nuevamente”.
Rabindranath Tagore luchó constantemente por superar las barreras del lenguaje. Cuando se le concedió el Premio Nobel dijo que “Había traído lo distante hacia lo cercano y convertido al extraño en hermano”. Hermanar dos idiomas, a la postre, las lenguas y las palabras, que todo viene a ser lo mismo, es la gran tarea de una Facultad de Lenguas, como esta tan prestigiosa que hoy nos acoge. Gracias a su docencia, la India y España se acercan más al bien común de sus culturas.
Por último, mi felicitación más efusiva a los alumnos D. Akshay Kale (primer premio) y Dña. Gursheen Ghuman (segundo premio), ganadores de los premios de este año que llevan mi nombre y el de mi esposa, respectivamente. Asimismo, felicito a Shruti Agnihotri, ganadora del premio Juhi Prasad este año. Espero conocerles pronto y les ofrezco desde ahora mi amistad y mi colaboración en todo cuanto precisen.
Muchas gracias.